La mireya de andar fino
Con olores parisinos
Y mirada sobradora
Con la sonrisa entre dientes
La mirada indiferente
Y la actitud provocadora
No pensaba en otra cosa
Más que estar linda y hermosa
Ante el primer candidato
Buscando entre las riquezas
Solo encontraba tristeza
Y no la horma de su zapato
En esa búsqueda estaba
Sintiendo que le faltaba
A su vida algo diferente
Y aparecí aquella tarde
Sin hacer ningún alarde
Como un muchacho corriente
En un cruce de miradas
Percibí que le faltaba
Cariño, amor y ternura
Me procuré hacer lo imposible
Por conquistar su alma sensible
Y parecía una locura
Sin entender el porqué
Aceptó tomar un café
Así se me abrió el camino
O quizá ya estaba armado
Todo listo y controlado
Por el bendito destino
Lo importante de este caso
Fue tomarla entre mis brazos
Hasta caer en la alfombra
Estallaron las hormonas
Y como diría don Arjona
Que le besé hasta la sombra
A partir de ese momento
Todo se transformó en un cuento
Que contaron varias camas
La mireya se volvió obsesiva
No hizo caso a sus amigas
Y ahora ella es la que me llama
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